Ganadora de tres premios de la Academia, Whiplash es la historia de Andrew, quien vive con el sueño de ser un gran baterista. Una historia sobre cumplir los más inalcanzables sueños, pero también sobre los retos que en el camino se atraviesan. Estrenada en el año 2014, dirigida y escrita por Damien Chazelle. Un joven, recién ingresado al Conservatorio de Música de la Costa Este, tendrá la no tan maravillosa oportunidad de entrar al grupo de jazz del profesor Fletcher. Desde el primer momento Andrew se dará cuenta que no será para nada un camino fácil, debido al fuerte carácter de su profesor.
Visualmente es una película bastante bien lograda, y lo demuestra su triunfo como mejor montaje en los premios Oscar. La mayor parte de ésta ronda entre tonos cálidos, pero los espacios no son muy variados. Pasaremos del Conservatorio al escenario, y del escenario al Conservatorio a duras penas. Sin embargo Whiplash nos deja encantados. Nos mantiene pendientes todo el tiempo por su ritmo constante. Ese suspenso y esa emoción por saber como actuará Andrew frente a los retos que le impone el profesor Fletcher.
Chapelle se esforzará principalmente por hacer más que evidente la debilidad de carácter que posee Andrew. Nos mostrará la debilidad que todos tenemos en el interior mediante un contraste de personalidades. Debilidad contra fortaleza, pero donde se encuentra una debilidad es donde se forja la fuerza. El tema es cliché, ya que las películas sobre luchar por los sueños están mas que trilladas, pero el desarrollo de ésta se lleva a cabo de forma diferente. Seremos testigos de una transformación interna, una que todos debemos llevar a cabo en nuestras vidas. La batería representará un sueño, y por el que luchará Andrew. Gracias a su débil carácter logrará sobrepasar sus propios límites, es decir, los limites que cada persona se impone a si misma. Sin debilidad no hay límites, por lo tanto no hay razón para luchar y no hay triunfo alguno.

Fletcher es casi la representación de la vida misma. Cuando pienso en la vida hecha persona, pienso en un hombre como Fletcher. Gritando, forzándonos a sacar lo mejor y a veces lo peor de nosotros mismos, como un gran muro. Y es que mientras más alto queremos llegar, más tendremos que trepar. Puede que en algún momento muy cerca de la cima nos sintamos caer, pero no es así, porque la vida así como pone obstáculos, también los quita.
"Persistencia" es la palabra que mejor describe esta película. No importa cuantas lágrimas o sangre se derrame, el que persiste logra lo que busca. El precio de los sueños es alto. Sentiremos la impotencia pero al mismo tiempo el anhelo de lograrlos, al ritmo del jazz. Tal vez la única forma de alcanzar lo que buscamos es sufriendo constantemente. Como Sísifo, de la mitología griega, condenados a subir la misma piedra a lo largo de la montaña y soltarla casi llegando al final.
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