21 de junio de 2016

Mommy



Es cierto que las películas sobre las relaciones entre madre e hijo están bastante trilladas. Pero esta historia es completamente nueva a todo lo que he visto antes, y vaya que si he visto bastantes. El joven director canadiense, Xavier Dolan, estrena en el 2014 ésta que es su quinta película, y la verdad es que es toda una obra maestra. Tuve que repetírmela porque simplemente es hermosa en todos los aspectos. Steve padece de un trastorno de hiperactividad y su madre Diane decide cuidar de él tras haber estado internado en un hospital por su difícil comportamiento. Ambos entablarán una fuerte relación con su vecina Kyla. Dolan trae una nueva propuesta visual a los ojos de los espectadores, y no dejará insatisfecho a nadie.


Los personajes están muy bien desarrollados y puedes incluso verte muy involucrado emocionalmente con ellos. Existen personas que se dedican a vivir su vida sin pensarlo tanto. Simplemente vivirla plenamente, a veces sin pensar en las consecuencias. Steve es uno de esos personajes con los que te encariñas rápidamente. Es imposible no amar al chico con toda su locura y extraversión. Dolan logra hacernos enamorar del protagonista, tanto como si fuera real. 

Existen también algunas metáforas visuales que la hacen aún más atractiva y hermosa de contemplar. Así como el acompañamiento de la música, perfectamente escogida para cada escena. El director saca a relucir el alma pura de cada personaje. En algún punto incluso entra en la mente de ellos y nos transmite sus propios sentimientos, sus anhelos y sus frustraciones tanto como si fueran de nosotros. Dolan supo mostrar ese amargo sabor del "como pudo haber sido, pero no fue". Es la primera película que veo de este director y la verdad es que me dejó con muchas ganas de ver sus anteriores obras, y por supuesto, las futuras.

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